En un escenario político cada vez más polarizado, la Cámara de Diputados se prepara para una sesión cargada de tensión. Este miércoles, el oficialismo intentará conseguir la media sanción del proyecto de Ficha Limpia, una iniciativa originalmente promovida por el macrismo que busca impedir la candidatura a cargos nacionales de quienes tengan condena en segunda instancia por delitos de corrupción. La propuesta ha encontrado una fuerte resistencia en el peronismo, que la interpreta como un intento de proscripción dirigido, principalmente, contra Cristina Kirchner.
Consciente de la fragilidad de su número en el recinto, el Gobierno ha cedido a las presiones de los bloques dialoguistas y ha modificado el texto original para facilitar su tratamiento. La principal concesión fue la eliminación de un párrafo clave que podría haber frustrado, una vez más, la aprobación de la iniciativa. Tras dos intentos fallidos en 2023, el oficialismo se muestra optimista y confía en alcanzar los 129 diputados necesarios para el quórum y la mayoría absoluta que exige el reglamento para este tipo de reformas.
Uno de los puntos más controvertidos del proyecto fue el artículo 1, elaborado por el ministro de Defensa, Luis Petri, y el abogado Alejandro Fargosi, que establecía que ninguna persona con condena en segunda instancia dictada antes del 31 de diciembre del año previo a una elección podría presentarse como candidata. Este criterio encendió alarmas en la oposición dialoguista, que denunció su incompatibilidad con el principio de igualdad ante la ley. La diputada Paula Olivetto (Coalición Cívica) advirtió en comisión que la redacción del artículo dejaba en manos de los jueces la facultad de decidir quién podía ser candidato y cuándo, lo que generó un conflicto dentro de la propia oposición y entre los sectores libertarios.
Para evitar un nuevo naufragio legislativo, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, convocó a una reunión clave en la víspera de la sesión con el objetivo de unificar posturas. Finalmente, se acordó modificar el artículo 1 y establecer un plazo en función del calendario electoral, buscando destrabar el debate y garantizar el respaldo suficiente para avanzar en la votación. Sin embargo, otros reclamos quedaron pendientes. En particular, la discusión sobre los delitos incluidos en la propuesta, que actualmente abarcan exclusivamente aquellos vinculados con la administración pública. Se acordó que su eventual ampliación será materia de un trabajo legislativo posterior, sin modificar el texto propuesto por el Gobierno.
Pero más allá de las negociaciones de último momento, el tratamiento de Ficha Limpia ha sido un foco de conflicto permanente en el Congreso. Los dos intentos fallidos de 2023 dejaron al descubierto la dificultad del oficialismo para consolidar una mayoría estable, especialmente en temas sensibles como este. La última vez, la sesión se cayó por la ausencia de un solo diputado, lo que alimenta la expectativa de que, en esta ocasión, el resultado pueda ser distinto.
Un peronismo sin fisuras en el rechazo
A diferencia de lo ocurrido con la reciente eliminación de las PASO, el peronismo no se presentará dividido en esta discusión. El bloque de Unión por la Patria ha cerrado filas en contra del proyecto, al considerar que su único objetivo es bloquear una eventual candidatura de Cristina Kirchner. En esta ocasión, los gobernadores peronistas tampoco han ejercido presión sobre sus legisladores para que apoyen la iniciativa, lo que refuerza la cohesión del bloque opositor.
Desde el massismo, Mónica Litza ha propuesto una versión alternativa de Ficha Limpia que impide ser candidato solo a quienes tengan una condena firme, es decir, tras agotar todas las instancias de apelación. En la misma línea, el diputado Santiago Cafiero calificó el proyecto del oficialismo como una maniobra «tendenciosa contra el peronismo», mientras que Cecilia Moreau lo definió como un intento de «doblegar a Cristina y someter a la dirigencia política a una extorsión permanente».
El oficialismo, por su parte, cuenta con el respaldo de sus aliados naturales: el PRO, la UCR que encabeza Rodrigo De Loredo y la Coalición Cívica. También suma el apoyo de la mayoría del bloque Encuentro Federal, liderado por Miguel Ángel Pichetto, aunque con algunas disidencias internas como la de Nicolás Massot y los socialistas santafesinos. Asimismo, se espera el respaldo de los diputados de Innovación Federal, un grupo ligado a los gobernadores Gustavo Sáenz (Salta), Alberto Weretilneck (Río Negro) y Hugo Passalacqua (Misiones), así como de los legisladores tucumanos afines a Osvaldo Jaldo y los ex libertarios del MID.
Sin embargo, aunque la iniciativa parece tener los votos asegurados en Diputados, su destino en el Senado es mucho más incierto. El peronismo cuenta con 34 senadores y solo necesita dos más para bloquear el avance del proyecto. Como se trata de una reforma electoral, la aprobación requiere de una mayoría calificada de 37 votos, una cifra que el oficialismo difícilmente podrá alcanzar sin negociaciones de último momento.
La sesión de este miércoles promete ser un capítulo clave en la pulseada legislativa por la transparencia electoral. Pero, más allá del resultado, el debate sobre Ficha Limpia refleja la profunda fractura política que atraviesa al Congreso y anticipa un escenario de creciente confrontación en la antesala del próximo proceso electoral.
