En un discurso cargado de simbolismo y promesas, el presidente Javier Milei se dirigió al país a través de una extensa cadena nacional que marcó un punto de inflexión en su gestión. Con un mensaje de 36 minutos, grabado en el Salón Blanco de la Casa Rosada, el mandatario aseguró que Argentina ha dejado atrás la recesión económica, un hito que atribuyó a las políticas implementadas durante su primer año de gobierno.
“Hoy puedo decirles que hemos superado la prueba de fuego. Hemos salido del desierto: la recesión terminó y el país finalmente ha comenzado a crecer. Gracias por confiar en este Gobierno”, expresó Milei, acompañado por su Gabinete y su hermana, Karina Milei, quien ocupa el cargo de secretaria general de la Presidencia. Con una retórica que osciló entre el optimismo y la advertencia, el mandatario no solo celebró los logros alcanzados, sino que delineó una hoja de ruta cargada de reformas económicas, fiscales y políticas, que, según él, sentarán las bases de una «nueva Argentina».
Un balance del primer año: hitos y tensiones
Milei aprovechó la ocasión para destacar lo que considera los principales logros de su administración: el fin de la emisión monetaria, un inicio en la baja de la inflación y el restablecimiento del control en las calles. Sin embargo, los datos duros contradicen parte de su optimismo: aunque el presidente afirmó que «la inflación es cosa del pasado», el índice anual se mantiene en torno al 120%, y las estimaciones oficiales sugieren que el índice de noviembre superará al de octubre.
No obstante, el mandatario evitó caer en triunfalismos. “Todo esto no es un canto anticipado de victoria, sino un reconocimiento de que hemos cumplido el rumbo trazado”, afirmó, en un mensaje dirigido a sus críticos, quienes, según él, auguraban una caída rápida de su administración.
Como es habitual, Milei no desaprovechó la oportunidad para cargar contra los sectores que identifica como «la casta». Sindicatos, empleados públicos, periodistas y dirigentes opositores fueron blanco de sus críticas, mientras agradecía a «los argentinos de a pie» por haber soportado lo que describió como «los meses más duros» de su gestión. «El sacrificio que han hecho no será en vano», prometió, reforzando su narrativa de un gobierno alineado con las necesidades del ciudadano común.
Reformas ambiciosas: un horizonte de cambios profundos
El presidente trazó un panorama cargado de promesas para su segundo año de gestión. Entre las iniciativas más destacadas, mencionó la eliminación del cepo cambiario, una reforma fiscal que busca reducir en un 90% la cantidad de impuestos nacionales, la devolución de autonomía impositiva a las provincias y la concreción de un tratado de libre comercio con los Estados Unidos.
Además, anunció la implementación de un sistema de libre competencia de monedas, aunque aclaró que los impuestos se seguirán pagando en pesos. Según Milei, estas medidas serán acompañadas por una solución definitiva al problema de los stocks del Banco Central, que podría incluir un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional o acuerdos con privados.
El mandatario también mencionó un plan de ajuste que describió como una «motosierra profunda», y que abarcará reformas en las áreas fiscal, política y de seguridad, así como un renovado programa nuclear. En su discurso, no faltaron referencias a las reformas implementadas por Carlos Menem en los años ’90, ni elogios a figuras como Federico Sturzenegger, cuya labor económica aseguró que Donald Trump quiere replicar en Estados Unidos.
El desafío político y la apuesta electoral
Con la mirada puesta en las elecciones legislativas del próximo año, Milei definió los comicios como una bisagra entre «los políticos rancios del pasado y nosotros». En este marco, lanzó una advertencia a la oposición: “Pueden subirse al tren del progreso o ser arrollados por él. Todo este año será recordado como el primer año de la nueva Argentina”, afirmó con vehemencia.
El presidente destacó el rol de su hermana Karina en la gestión y agradeció a su Gabinete por el apoyo recibido durante un año que calificó como “el inicio de la reconstrucción argentina”. “Nada de esto habría sido posible sin ustedes”, subrayó, antes de elogiar especialmente a su hermana por lo que consideró una labor imprescindible en la campaña y en el gobierno.
Un cierre cargado de simbolismo y tensiones
Tras asistir por la mañana a un acto en la Sociedad Rural, donde prometió una reducción de retenciones para el sector agropecuario, Milei concluyó el día con un brindis junto a sus ministros y familiares en la Casa Rosada. Más tarde, acompañado por su pareja, Amalia «Yuyito» González, saludó desde el balcón presidencial a un centenar de militantes libertarios que se congregaron en Plaza de Mayo.
El evento no estuvo exento de tensiones: algunos manifestantes agredieron a un camarógrafo de la señal IP, un episodio que contrasta con el tono conciliador que el mandatario buscó imprimir en su mensaje.
El primer año de la «nueva Argentina»: promesas y desafíos
Milei calificó 2024 como “el primer año de la reconstrucción argentina” y destacó como logros más significativos el control de la inflación y la estabilización del tipo de cambio. Sin embargo, las promesas incumplidas, como la postergación de sesiones extraordinarias en el Congreso, y las cifras económicas aún alarmantes, plantean interrogantes sobre la sostenibilidad de su agenda.
Mientras algunos celebran su capacidad para ejecutar cambios profundos en un contexto adverso, otros advierten sobre los riesgos de polarización y la falta de consenso en un país que necesita acuerdos para avanzar.
Javier Milei busca consolidarse como el líder de una transformación que, en sus palabras, definirá el futuro de Argentina. El tiempo dirá si su plan de reformas logra estabilizar al país o si las tensiones internas y externas se convierten en obstáculos insalvables para su proyecto de gobierno.