El pasado lunes, Fabiola Yáñez, ex primera dama, sorprendió al país con un inesperado y contundente acto que sacudió los cimientos del poder político. Sin previo aviso, cerca del mediodía, Yáñez tomó su teléfono y llamó a la secretaria privada del juez federal Julián Ercolini. “No aguanto más, quiero hacer la denuncia”, fue la frase que, en cuestión de minutos, desató un torbellino legal y mediático con consecuencias impredecibles. El blanco de su acusación no era otro que el ex presidente Alberto Fernández, a quien denunció por violencia física y hostigamiento.
Este dramático giro en los eventos se desencadenó durante una audiencia formal, que tuvo lugar pocos minutos después de la llamada inicial de Yáñez. La audiencia, que duró cerca de 40 minutos, no aportó muchos detalles específicos sobre las agresiones. Sin embargo, el abogado de Yánez, Juan Pablo Fioribello, adelantó que existen fotos y pruebas adicionales que serán presentadas ante la Justicia. Incluso la madre de Yánez podría aportar su testimonio, sumando otra capa de gravedad a la situación.
La génesis de la tormenta
Este caso que ahora conmociona a la opinión pública comenzó a gestarse en silencio, a partir de una serie de mensajes encontrados en el celular de María Cantero, ex secretaria de Alberto Fernández, durante una investigación vinculada a seguros. En estos mensajes, Yánez relató a Cantero supuestos actos de violencia cometidos por Fernández, quien, según fuentes cercanas, nunca se enteró de este intercambio. “Se sorprendió porque María y Fabiola no eran amigas, y mucho menos confidentes”, comentó un allegado del ex mandatario.
El juez Ercolini, al descubrir estos chats, decidió resguardarlos en un legajo reservado y notificó a la Oficina de Violencia de Género de la Corte Suprema. Convocó a Yánez a una audiencia por videoconferencia desde Madrid, donde actualmente reside. Aunque en esa ocasión, Yánez rechazó hacer la denuncia penal, el juez no tuvo otra opción que archivar el caso. Esto ocurrió el 1 de julio.
Una revelación que cambia todo
El panorama cambió drásticamente el pasado domingo, cuando el diario Clarín reveló la existencia de los chats, e incluso de fotos que confirmarían varios episodios de agresión física por parte de Fernández hacia Yánez. Este destape mediático generó un nuevo contacto entre los protagonistas, que culminó en la denuncia formal.
Durante la audiencia más reciente con el juez, Yánez sugirió que el ex presidente la había estado contactando para disuadirla de presentar la denuncia. No lo consiguió. Yánez confirmó los hechos de violencia física mencionados en los chats con Cantero y prometió proporcionar más detalles en el futuro. Además, acusó a Fernández de “hostigamiento psicológico” y “terrorismo psicológico”, y describió un patrón de “acoso telefónico”.
Las primeras medidas judiciales
Con el testimonio de Yánez, el juez Ercolini actuó rápidamente. Ayer, prohibió la salida del país a Alberto Fernández y ordenó “medidas de restricción y protección”, limitando el contacto entre Fernández y su hijo, que ahora deberá ser intermediado por la madre de Yánez. El juez también dictaminó que Fernández no puede acercarse a menos de 500 metros de la denunciante, reforzando la custodia de Yánez en Madrid.
Un ex presidente bajo sospecha
Ercolini explicó que los chats de Cantero revelan “conversaciones e imágenes que indicarían la posible comisión del delito de lesiones leves en un contexto de violencia de género”, sugiriendo la posibilidad de múltiples agresiones. En respuesta, Fernández emitió un breve comunicado en el que negó las acusaciones: “Es falso y jamás ocurrió lo que ahora me imputa”, afirmó.
Una causa que avanza y se complica
El fiscal Carlos Rívolo, ya involucrado en la investigación del patrimonio de los imputados en la causa de los seguros, continuará con la investigación de las supuestas agresiones. La causa permanecerá en el fuero federal, considerado el más adecuado para juzgar a un ex presidente. No obstante, el abogado de Yánez sugirió que el caso podría trasladarse al juzgado federal de San Isidro, el mismo que investigó la Fiesta de Olivos.
La trama detrás del escándalo
El secuestro del celular de Cantero en marzo, como parte de la investigación de los seguros, desenterró no solo las conversaciones con Yánez, sino también una red de contactos y reuniones clandestinas en la Quinta de Olivos. Cantero, desde su puesto en la Casa Rosada, gestionaba encuentros y favores, incluyendo reuniones secretas entre su esposo y Fernández, que no aparecen en los registros oficiales.
Uno de esos encuentros, ocurrido el 21 de diciembre de 2021, fue registrado en mensajes recuperados por la Policía de Seguridad Aeroportuaria. En ellos, Cantero organiza una reunión entre su esposo y el presidente, confirmando la cercanía de este círculo que ahora enfrenta el escrutinio de la Justicia.
Un desenlace incierto
Este caso plantea serias interrogantes sobre la dinámica de poder en la Argentina y el estado de derecho en situaciones de abuso y violencia de género en las altas esferas del poder. La investigación en curso podría no solo afectar la reputación de un ex presidente, sino también transformar la percepción pública sobre la cultura política del país. Lo que queda claro es que este es solo el comienzo de un proceso que podría tener repercusiones profundas y duraderas.