Con un discurso que tuvo el formato de una plataforma política, Kicillof reforzó su posición opositora, respaldado por la presencia de Cristina Kirchner en el palco principal de la Legislatura.
Esta confrontación planteada encuentra su raíz en la realidad de la gestión, ya que la Provincia no puede mantenerse únicamente con los magros 22 puntos de Coparticipación Federal y su propia recaudación. Requiere, como hasta ahora, del apoyo económico de la Nación. En un contexto donde Milei ha adelantado el fin de la asistencia discrecional de recursos a las provincias.
En el mensaje, el gobernador señaló que «Buenos Aires es la que menos recursos recibe de la coparticipación, a pesar de aportar casi el 40%, lo que constituye una enorme injusticia».
Esta tensión planteada parece ser un desafío continuo. No se vislumbra una pronta modificación de la Ley de Coparticipación en el Congreso Nacional. Por ello, no resultó casual que el gobernador sostuviera una extensa reunión para revisar las cuentas con el ministro del Interior, Guillermo Francos.
El discurso, marcado por su tono confrontativo, buscó destacar que las necesidades en vivienda, educación, salud e infraestructura no se resuelven con medidas de austeridad. Kicillof reconoció que aún queda mucho por hacer para asegurar una vida digna para la mayoría de los ciudadanos, lejos del miedo y la incertidumbre.
Alineándose con este enfoque, el gobernador hizo hincapié en que la provincia requiere «más y mejor Estado» y abogó por un gabinete comprometido con estas premisas.
Sin embargo, también se manifestó respecto a la relación con la Casa Rosada, mencionando la importancia de mantener el respeto, aseverando que «la vida no es un mercado y la Patria no es negociable».
El discurso estuvo marcado por momentos de tensión y simbolismos, como el comentario humorístico sobre el bastón de Milei, evidenciando una dinámica peculiar entre los distintos actores políticos.
Kicillof defendió los logros de su administración durante estos años, haciendo hincapié en la presencia del Estado en áreas clave como la educación, la salud y la infraestructura.
En un intento por mantener lazos con el gobierno nacional, el gobernador reconoció ciertos gestos pacificadores del nuevo presidente, mientras rechazaba enfáticamente cualquier discurso que promueva el odio y el rencor entre los argentinos.
En el cierre, Kicillof hizo un llamado a seguir resolviendo los desacuerdos en paz, manteniendo el espíritu democrático a lo largo de los años de la historia argentina.