Desde la Plaza de los dos Congresos, ante una multitud de simpatizantes congregados poco después del mediodía, el flamante mandatario pronunció un discurso marcado por la visión de una «nueva era», aunque pintó un cuadro dramático del estado actual del país: «Ningún gobierno ha heredado una situación peor que la nuestra», afirmó, responsabilizando al gobierno saliente sin mencionar nombres específicos.
Milei describió un panorama sombrío, anticipando una inflación anual de «15 mil por ciento» y una pobreza del «90 por ciento», acompañadas por una situación de endeudamiento nacional explosivo y el estancamiento económico desde 2011. En este contexto, propuso como «solución» un ajuste del 5% del Producto Interno Bruto (PBI) en el gasto y del 10% de la deuda del Banco Central.
El nuevo presidente subrayó la necesidad de un «ajuste de shock» que, según él, iniciará en los próximos días, argumentando que los programas gradualistas han fracasado en el pasado. Afirmó que no hay alternativa al ajuste y anticipó que las medidas provocarán inflación, estancamiento y recesión, aunque prometió que serán «las últimas dificultades» antes de que la situación mejore después del «reacomodamiento» macroeconómico.
En la Plaza de los dos Congresos, los seguidores expresaron su apoyo coreando consignas como «Milei, querido, el pueblo está contigo» y haciendo referencia a la «moto-sierra» que el nuevo mandatario propuso para recortar el gasto estatal.
Milei reafirmó su determinación al asegurar que no permitirá obstáculos en su camino, aunque enfatizó que no busca perseguir a nadie ni saldar viejas vendettas. Sin embargo, advirtió a aquellos que recurran a la violencia o la extorsión para obstaculizar el cambio que se encontrarán con un presidente decidido a utilizar todos los recursos del Estado para avanzar en las reformas necesarias.
En cuanto a las organizaciones sociales, Milei adoptó una postura firme al declarar «el que corta no cobra», refiriéndose a los piqueteros duros que planean una gran movilización para conmemorar el 19 y 20 de diciembre de 2001.
Este domingo marcó el 40 aniversario de la recuperación de la democracia en Argentina, y Milei se convirtió en el octavo presidente elegido por voto popular desde entonces. Economista y outsider político, su discurso disruptivo y su propuesta de dolarización resonaron entre los votantes, llevándolo a derrotar a las grandes coaliciones nacionales en las elecciones presidenciales.
Milei, acompañado por la vicepresidenta electa Victoria Villarruel, asumió su cargo en el Congreso poco antes del mediodía, recibiendo la banda y el bastón presidencial de manos de Alberto Fernández. Mientras Cristina Kirchner buscó destacarse, encabezando la jura de los nuevos presidentes y vicepresidentes de la Asamblea Legislativa, Milei rompió con la tradición al no dirigirse a los legisladores y hablar de espaldas a la Asamblea, generando críticas en varios sectores políticos.
En medio de la incertidumbre, con el Congreso inquieto por la posibilidad de que el nuevo gobierno avance sin su participación, los próximos pasos de La Libertad Avanza, el partido de Milei, mantienen a la expectativa a propios y ajenos. Con su hermana Karina Milei consolidándose como secretaria general de la Presidencia, la ceremonia de jura de ministros se llevó a cabo en privado, generando controversia al excluir a la prensa.
Desde el balcón de la Casa Rosada, Milei se dirigió a la multitud en Plaza de Mayo prometiendo el fin de la «noche populista» y el resurgimiento de una Argentina próspera y liberal. A pesar de los grandes eventos y la presencia de delegaciones extranjeras, la incertidumbre persiste en torno a los anuncios concretos del nuevo gobierno, mientras las calles reflejan la venta masiva de remeras con la consigna «No hay plata».