Después de tres días desde el trascendental debate presidencial televisivo, y hasta el momento, ninguna consultora de opinión pública ha detectado movimientos sustanciales que alteren el empate existente entre Sergio Massa y Javier Milei de cara al balotaje del próximo domingo.

Dos empresas convocaron a un centenar de personas para presenciar el espectáculo, clasificadas por niveles sociales, edades y preferencias políticas.

Las divisiones se mantienen entre aquellos que apoyan al ministro-candidato y quienes simpatizan con el postulante libertario, así como también entre los indecisos que oscilan entre la abstención y el voto en blanco.

Aunque los desplazamientos podrían ocurrir en cualquier momento, especialmente entre los indecisos, el panorama general parece mantenerse inalterado.

Esta situación no augura buenas noticias para Massa, quien, según la visión del oficialismo mayormente compartida por los medios de comunicación, logró una clara ventaja sobre su rival en el debate, tanto en puesta en escena como así también en el desarrollo. Sin embargo, hasta el momento, esta supuesta ventaja no se ha traducido en un cambio numérico que favorezca al líder renovador.

La falta de definición actual estaría generando en el equipo de Massa una mezcla de duda insoportable y señales de desesperación. El ministro-candidato ha intensificado sus esfuerzos para movilizar la maquinaria del partido y ha mantenido conversaciones estratégicas, como la extensa charla con Axel Kicillof para asegurar una votación sólida en Buenos Aires, donde podría romperse la persistente igualdad electoral.

En otro frente, el caso de la red de espionaje revelada en la causa del juez Marcelo Martínez de Giorgi, con figuras destacadas como Rodolfo Tailhade y Fabián “Conu” Rodríguez, ha entrado en un impasse debido a presentaciones de nulidades y la participación de afectados que buscan involucrarse como querellantes, para saber, de que trata el expediente y descubrir, en más de un caso si están involucrados… Este episodio agrega complicaciones a la campaña de Massa.

En cuanto a la fiscal platense Betina Lacki, mantiene activa la causa de la caja negra descubierta en la Legislatura bonaerense, con el pedido de detención de Claudio y Facundo Albini, acusados de integrar una asociación ilícita. Estos problemas legales parecen sumarse a las dificultades que enfrenta Massa en la recta final de la campaña.

Por otro lado, el ministro-candidato continúa recibiendo apoyo de personalidades y líderes extranjeros, como Pedro Sánchez (España), Gabriel Boric (Chile), José Mujica (Uruguay) y Manuel López Obrador (Méjico). Este respaldo contrasta con la descripción de Milei por parte del presidente mexicano como «un facho ultraconservador enemigo del Papa Francisco». Luis Ignacio Lula da Silva (Brasil), por su parte, sigue proporcionando apoyo logístico y financiero a Massa.

En el ámbito económico, las noticias no son alentadoras para Massa. Aunque el Ministerio de Economía intentó presentar la inflación de octubre como una baja del 30%, el aumento de precios en los últimos 12 meses alcanza el 142.7%. Este escenario contradice las estimaciones del presupuesto presentado por Massa a finales de año, que preveía un aumento del 60%. La inflación en Venezuela, por segundo mes consecutivo, resulta menor que la registrada en Argentina. Estos datos debilitan la posición económica del candidato oficialista en la recta final de la campaña.

Además, Massa ha enfrentado algunos obstáculos en la campaña callejera, con una abrumadora presencia de publicidad oficial y una modesta visibilidad del candidato libertario.

En este contexto, Mauricio Macri hace esfuerzos por contener los desbordes de Milei, quien ha tenido incidentes con el periodismo y expresó su temor de que le hagan trampa en las elecciones, mientras espera un mayor protagonismo de dirigentes del PRO que hasta ahora no han hecho público su apoyo.

En definitiva, a días del balotaje, la incertidumbre persiste en las encuestas y en el ambiente político, con Massa luchando por asegurar votos y Milei enfrentando desafíos en varios frentes, desde su relación con la prensa hasta la fiscalización y la búsqueda de apoyos clave en el ámbito político.

La campaña se mantiene en un tono de intensidad y expectativa mientras los candidatos buscan inclinar la balanza a su favor, tratando de llevar agua para su molino.