La Unión Cívica Radical (UCR), ahora liderada por el senador Martín Losteau, ha expresado su desaprobación de manera clara. En un comunicado, destacan la importancia de restaurar la institucionalidad democrática, urgiendo al Ejecutivo a rectificar su decisión mediante un proyecto de ley para ser discutido en el Congreso Nacional, en aras de recuperar la normalidad y el diálogo político.
La bancada radical de Diputados, encabezada por Rodrigo de Loredo, está en camino a emitir su propia declaración, mientras que Karina Banfi, vicepresidenta de esta fracción, enfatiza la necesidad de reformas profundas a través de leyes, con el objetivo de garantizar la seguridad jurídica y prevenir repercusiones negativas en la sociedad argentina.
Miguel Ángel Picheto, con su vasta experiencia parlamentaria, subraya la importancia de la colaboración entre el Ejecutivo y el Congreso en una verdadera República, sugiriendo que muchas de las reformas planteadas merecen ser tratadas mediante leyes que puedan obtener aprobación.
El encuentro entre el ministro de Interior, Guillermo Francos, y el presidente de Diputados, Martín Menem, junto con otros legisladores, reafirma esta postura unificada. Incluso figuras como Emilio Monzó y Nicolás Massot, con experiencia en la gestión de la Cámara en la etapa de Cambiemos, recuerdan el episodio del «súper decreto» de Macri en 2018, resaltando que la historia demandó la subdivisión y aprobación de tres leyes separadas.
Sin embargo, a pesar de estos llamados, el Ministerio de Interior descarta, por el momento, la posibilidad de convertir el DNU en leyes. Mientras tanto, la Coalición Cívica, bajo la dirección de Elisa Carrió, establece un comité para analizar exhaustivamente tanto la forma como el contenido del DNU, punto por punto.
Las declaraciones recientes de Milei, desafiando a quienes se oponen al DNU, no hacen más que aumentar la tensión. Su negativa a dirigirse a la asamblea legislativa cuando asumió su cargo ya había marcado un precedente de confrontación con los diputados y senadores.
En el Senado, el bloque Unión Federal, liderado por Carlos «Camau» Espínola, se alinea con la oposición, enfatizando que las reformas necesarias deben lograrse a través del diálogo y el consenso democrático, rechazando la vía del mega DNU como inadecuada para la situación actual.
Estas posiciones críticas también proceden de otros sectores políticos, como Unión por la Patria, cuyo líder, Germán Martínez, insta al Ejecutivo a detener el DNU y convocar sesiones extraordinarias para discutir estas reformas como proyectos de ley, evitando así eludir el debate democrático.
En el PRO, la discusión interna permanece abierta, y aunque algunos líderes respaldan el mega DNU, otros como Horacio Rodríguez Larreta enfatizan la necesidad de llevar a cabo reformas a través de leyes del Congreso para asegurar la estabilidad y evitar una reversión unilateral en el futuro.
Estas divergencias internas, tanto dentro de los partidos como en los bloques legislativos, dificultan la consolidación de una postura unificada frente al dilema planteado por el mega DNU de Milei. La antigua coalición de Juntos por el Cambio se ha fragmentado, evidenciando divisiones incluso dentro de los bloques formalmente unidos, pero con corrientes internas divergentes.